RECUERDOS DE LA EXPOSICIÓN INDIVIDUAL EN LA BIBLIOTECA VIVA DE AL-ÁNDALUS

DESHACIENDO NUDOS

Estoy pescando en mi río.
El río de la vida.
Estoy pescando mujeres,
de todas clases y colores,
de todos tamaños y sabores.
Maravillosas mujeres.
Hay muchisimas,
las hay a montones,
las hay para todos,
y pican, pero con condiciones.
Las condiciones son muy sencillas .
La caña ha de ser de amor.
El sedal de respeto.
El anzuelo de cariño.
¿Y el cebo?
¡Ah el cebo!
el cebo que mejor funciona,
es la amistad sincera.
Me gusta la mujer.
La mujer es vida.
Una te la da,
otra te la entrega.
La mujer es fantasía.
me gusta cuando habla,
me gusta cuando calla,
me gusta cuando anda,
me gusta cuando ama.
La mujer es ilusión.
Me gusta vestida,
me gusta desnuda,
me gusta despistada,
me gusta dormida.
La mujer es compañía.
Me gusta cuando ríe,
no me gusta cuando llora,
me gusta distraida,
me gusta una pintora.
La historia fue distinta a lo que alguién nos contó.
Cuando Dios creo al hombre penso:
esto es muy mejorable.
Creó a la mujer con más esmero
y cuando hubo acabado sentenció:
¡¡Insuperable!!

AUTOR
Alejandro Lorenzo Bofill

La sirenita MÔ.

Cuenta la historia, que en el Puerto de Mahón había una sirenita llamada MÔ. Estaba siempre sentada mirando al mar. Cuentan que su novio partió en un barco, y le dijo: " Nunca te olvidaré. Volveré a buscarte". Le decía que ella era el amor de su vida. Prometía que volvería a sus brazos en pocas semanas. Ella quedó llorando sentada encima de una roca. En la distancia, él le gritaba: ¡TE QUIEROOOO AMOR MIO! Prometo que volveré. Pero... no fue así. Pasaron los meses y él no regresó. Ni la llamó; ni la escribió ningún WhatsApp. Al ver que no volvía, Mô escribió una nota y la dejó encima de la roca. En la nota ponía "QUE TE DEN". Ella hizo la maleta, se puso su vestido más atractivo y se marchó a un bonito lago, donde había unas preciosas flores rojas y nunca se ponía el sol. Además había un chiringuito donde se comía muy bien, con camareros muy guapos y serviciales. Se acabó la historia.

MIRANDO AL MAR

     

Estas niñas me llevaron a la playa aquel día.

      Me sentía tan inspirada en ese momento, que podía escuchar las olas rompiendo en la orilla. 

      Ellas saltaban y reían. Canturreaban una  cancioncilla infantil que sonaba de forma machacona en mi mente.

      Cerré los ojos y mis pinceles empezaron a bailar al compás de las olas, y del estribillo de la música. 

      Yo las observaba como se mojaban los pies, esperando con ansia la siguiente ola que llegase ruidosa hasta ellas. 

      Sentí la brisa del mar en sus vestidos de gasa y vi el color de su piel mojada y bronceada por el sol. 

      Me bañé con ellas en ese mar azul, disfrutando de la armonía de colores, que estaba consiguiendo en cada una de las pinceladas que iba añadiendo a esta obra.

      Y así di por concluida mi pintura "MIRANDO AL MAR"

DESPUÉS DE LA DANZA

Esta pintura es muy especial para mi y le tengo mucho cariño, me ha costado mucho desprenderme de ella, por la cantidad de recuerdos que me trae.

 Sé que estarás muy bien mi pequeña bailarina. 

EXPOSICIÓNEN EL CASTILLO DE LA ADRADA

La cosecha