" LA GITANILLA DE LAS GRANADAS"
Para ella el mundo era simple y sencillo. Pocas cosas cambiaban. Andaba por la vereda del camino hacia el mercadillo del pueblo, con su cesta llena de granadas, como cada sábado. El sol le daba en la cara de su piel morena. Iba despacio y pensaba, que con los pocos dinerillos que sacara de la venta de las granadas y, si hoy se le daba bien, le compraría a su querido Juan unas alpargatas nuevas; que las viejas las tenía ya gastadas de tanto ir y venir por los caminos, recogiendo muebles y trastos viejos que encontraba tirados por los pueblos. Él los arreglaba, los pintaba y los vendía a muy buen precio. Juan pensaba que si todo le iba bien, y conseguía vender alguna silla o mesa, le bastaba para ir a la mercería del pueblo, a comprar una cinta de raso rojo, para el pelo de su querida gitanilla.
OLBIA LULA Abril 2020